Fallos en cadena. Gobierno de España

Ayer fue un día complicado en casi toda España. Siguiendo a la ministra de Fomento, la circunstancia de que se cerraran carreteras, de que se cerrara el aeropuerto de Barajas, de los colapsos en ciudades y vías de circulación, es debido a fallos en cadena. Intentando comprender, no el lenguaje de la ministra que es una variedad lingüística al borde de la extinción (espero), sino la cadena de fallos que ocasionó tantos problemas gravísimos para millones de personas, he intentado irme hacia arriba en esa cadena de causalidad.

Y aquí está el origen de todos los problemas.

Este peligrosísimo elemento, que cristaliza con forma hexagonal, y cuyas aceradas puntas pueden poner en dificultades a todo un ministerio e incluso a la consellería de política territorial en Galicia es el causante de todos los males. ¿A qué líquido insolidario y antidemócrata se le ocurre cristalizar a temperatura bajo cero, agruparse con otros cristales semejantes y caer en un mes tan poco propicio como es enero, sobre montañas, valles y costas?

Un fenómeno casi desconocido y extraordinario provocado por el comportamiento sospechoso de una masa de aire húmedo que entra en contacto con unas capas muy frías de la atmósfera. ¿Cómo iba a pasar una cosa así? ¿ Y cómo no avisaron los copos? Si los copos maléficos hubieran avisado todo hubiera sido más sencillo, ¿ o no? Pero las fuerzas de la naturaleza, como sequía o como inundaciones, como nevadas o como incendios, están permanentemente hostigando a la ministra y a las conselleiras del ramo. Es normal que se le viera a la ministra enfadada, contrariada y disgustada. Pero al menos estuvo generosa, porque nos habló de «responsabilidades compartidas» y de «fallos de todos». Gracias, ministra.

Se me ocurre que para la próxima campaña propagandística del ministerio (o de la consellería, en su caso) terminen su exposición con un: «Fallos en cadena. Gobierno de España».